Por Jorge Canelas, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Instituto Libertad en El Líbero.
Desde el momento en que los Estados Unidos incluye tanto al Tren de Aragua como al Cártel de los Soles en la nómina de organizaciones de carácter terrorista, se configura una nueva situación, en la cual la dictadura de Maduro se transforma en una amenaza para la seguridad nacional de los EE.UU.
La presencia de una fuerza naval de los Estados Unidos en el Caribe, frente a las costas de Venezuela, con la misión de combatir grupos de crimen organizado designados como objetivos de carácter terrorista, ha dado lugar a múltiples interpretaciones y especulaciones. De lo que no cabe duda, es que estamos ante un cambio significativo por parte de los EE.UU. en sus relaciones hemisféricas. De partida, se pone fin a lo que se ha sido un virtual retiro de la influencia determinante de los Estados Unidos en América Latina, desde el fin de la Guerra Fría.
Primer hecho concreto: se confirma cómo Estados Unidos también pone fichas en el tablero del reordenamiento geopolítico global, así como lo han hecho antes China y Rusia en sus respectivas zonas de influencia. Al asumir la segunda administración de Trump en los EE.UU., una de sus primeras medidas fue la de intensificar la acción contra las bandas criminales foráneas, eje central de la campaña presidencial. El combate frontal a los cárteles dedicados al narcotráfico dejó en evidencia la aparición de nuevos actores. Aparte de la acción de bandas ya conocidas -como el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación-, adquirió notoriedad el Tren de Aragua.
Lo novedoso de este grupo criminal transnacional es su probada complicidad con la cúpula de poder de la dictadura venezolana. En ese hecho es que adquiere especial relevancia el “Cártel de los Soles”, que no necesariamente es una organización con estructura, sino más bien una red de poder militar y político utilizada por el chavismo para ejecutar operaciones criminales, articulándose con el crimen organizado.
Segundo hecho relevante: hasta el año pasado, se consideraba al Cártel de los Soles como un poder paralelo de la dictadura. Pero luego del flagrante fraude electoral seguido de la usurpación del poder, la dictadura de Maduro pasó a ser sólo un grupo criminal, desde el punto de vista de los EE.UU.
Desde el momento en que los Estados Unidos incluye tanto al Tren de Aragua como al Cártel de los Soles en la nómina de organizaciones de carácter terrorista, se configura una nueva situación, en la cual la dictadura de Maduro se transforma en una amenaza para la seguridad nacional de los EE.UU. Tercer hecho clave: el Secretario de Estado, responsable de la política exterior de los EE.UU. acumula asimismo la posición de Consejero de Seguridad Nacional.
No olvidemos que el chavismo se transformó en dictadura hace más de una década, sin que hubiese operado ninguno de los instrumentos contemplados en el multilateralismo regional y global. Si se ha llegado hasta este punto, es por el fracaso del multilateralismo. Instrumentos no faltan, desde la Carta Democrática Interamericana hasta el Consejo para los Derechos Humanos y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Desde el punto de vista de Chile, la reacción ha sido muy tardía. Los atropellos a los derechos humanos por parte del chavismo se agravaron durante el gobierno de la Nueva Mayoría, que no movió un dedo por las víctimas, puesto que el Partido Comunista impidió que se adoptara ninguna medida contra el gobierno venezolano. Sólo se vino a reaccionar durante el segundo gobierno del presidente Piñera. La actual administración no pudo menos que reconocer el fraude perpetrado por Maduro en las elecciones de 2024, pese a la oposición del PC.
Curiosamente, el gobierno casi no hace referencia alguna a uno de los hechos más graves que se han cometido contra la soberanía nacional, con el secuestro y asesinato del Teniente Ojeda, exmilitar venezolano disidente refugiado en Chile. La investigación de este crimen de carácter terrorista, indica como responsables directos a elementos del Tren de Aragua y a la cúpula política venezolana (Cártel de los Soles) como autores intelectuales. Con estos antecedentes, no podríamos estar contra el cerco a Maduro.