(Columna de Rafael Aldunate en El Líbero)
Trump será el Presidente de mayor edad históricamente, el primero elegido entre dos periodos no secuenciales (encomiable vigencia) y el que terminó su mandato anterior con el reconocimiento mas bajo -un 34%- de la presidencia norteamericana post II Guerra Mundial; reconociéndole que obtuvo respetables indicadores esencialmente económicos.
Similar performance de Biden, terminando con una destacable inflación de un saludable 2,4%, un encomiable desempleo de un 3,8% y un más que aceptable PIB de un 3%, equivalente al periodo de Trump. Esta árida secuencia de cifras se ilustra por tres razonamientos: porque la economía fue el factor más decisivo, referenciado una y otra vez, en el poder adquisitivo como certeza del bolsillo del testimonial sueldo mensual… es definitivamente incomparablemente más decidor que ante sesudos fundamentos valóricos; segundo, que al gobierno incumbente saliente siempre lo evalúan con particular dureza, por la amplificación y exacerbación de los medios sociales en modo negativo; y tercero, se está demostrando universalmente que ofrecer el “magnetismo del cambio” es una quimera e ilusión insuperable.
Ciertamente Trump obtuvo este tan inesperado y resonante triunfo por la diáfana y rotunda claridad e inequívoca fuerza de los preceptos que enarboló; como la disruptiva e injusta discriminación por la raza blanca, desnaturalizando la cultura woke, acusando al asfixiante Estado a sacrificio de los inconmensurables libertarios emprendimientos privados (auspicioso que haya comprometido a Elon Musk en desmantelar las excesivas regulaciones estatales, muchas de ellas arcaicas -expresión de él- que vienen de tiempos pasados, que ningún gobierno ha pasado el borrador por el pizarrón, atrofiando la función productiva, misma falacia y error como irresponsabilidad en Chile). El reconocimiento que le dio Trump al valor del trabajo, defendiendo a los más precarios y humildes y con ello a amplios grupos etarios, llevándolo a comprometer nuevamente a garantizar sus empleos vía bloquear la inmigración.
Según una novedosa estimación de Pew Research, en 2023 había unos 8,3 millones de inmigrantes no autorizados en la fuerza laboral. Como los inmigrantes generalmente pagan impuestos, pero reciben poco… no son un costo económico al Estado, mayormente.
Y alzar los aranceles en protección de la industria local, que adicionalmente inspiraba la identidad nacional. Como economista me siento en la obligación de explicitar que ambas medidas son discutibles, por cuanto en un plazo no menor, se limita la virtuosa competencia, se encarecen los precios, se fomenta el proteccionismo, se pierden las ventajas comparativas del comercio internacional y se promueve el añejo como obsoleto mercantilismo, del intercambio producto a producto y no el modernismo del mercado multilateral abierto, como un marketplace que acogió el mundo progresivamente desde los años 80 , fortaleciendo con ello, con mayor énfasis y éxito un bienestar generalizado a escala universal.
Es un hecho cierto que los mayores aranceles generalizados traerá mayor inflación y que la anunciada “excesiva” mayor rebaja a los impuestos corporativos, traerá una disminución de los ingresos fiscales, lo que significará que el stock de endeudamiento fiscal podría sobrepasar en gigantismo e incontrolablemente al propio PIB de la mayor nación del mundo. Lo que obligaría a emerger la imprescindible como prestigiosa y sólida figura de Jerome Powell, el presidente de la Fed, para contrarrestar este temible flagelo, la inflación, que afecta a todo y a todos, por su expediente de volver a subir el costo del dinero vía un alza de las tasas de interés.
Sin la más mínima exageración, experimentaríamos la mayor conflagración interna entre Jerome Powell (presidente de la Fed) y Trump: la influencia del dinero versus la política. Ya este último ha declarado abiertamente su intención de disminuir o by-pasear las atribuciones de la FED. Y bien conocemos la reiterada conducta y actitud del Presidente electo ante sus contrarios, considerarlos y tratarlos no sólo como adversarios sino como enemigos, desgraciadamente…
Existe un dilema como una incógnita; si actuará a sus anchas con su indiscutible personalismo y centrado en su excluyente egocentrismo de su estrecho mundo cognitivo. Al tomar las riendas del Estado más poderoso del mundo, su única motivación evidente podría ser la búsqueda del poder y la preservación del culto a la personalidad que ha construido a su alrededor. O consciente que tiene la aureola del poder más que suficiente, que lo moderaría junto a sus congresistas (que no serán devotos per se), permitiéndole dejar un imborrable registro de un mandato y que se le recuerde por haber aportado mayores espacios de libertad a sus conciudadanos y defender los valores occidentales con sus socios históricos del continente europeo por medio de la cohesión de la OTAN y el libre comercio.
Por cuanto se tiene bien presente su temperamento inclinado a las animosidades y desvaríos, la marca Trump está indisolublemente vinculada con la disrupción, la polémica y el desafío a la institucionalidad. (El azuzar e instar la toma del Capitolio es de lo más grave y dislocado de la historia política de EE.UU.) Como sus más de 20.000 declaraciones falsas verificadas por el Washington Post durante su administración, o perseguir como lo realizó con el director del FBI, James Comey, que lo presionó y despidió por no ser un incondicional, cargo por su propia naturaleza exige la máxima autonomía, debilidad que exactamente no ha disminuido, está exigiendo una lealtad bien peculiar y extrema… la inquietud está necesariamente planteada en la sociedad.
Respecto a Chile no estamos en el radar como continente y en menor medida como país, casi todo lo que nos puede afectar es mayormente por efectos indirectos, como los aranceles a China y el efecto sobre nuestras exportaciones de materias primas y el alza del costo del dólar y del financiamiento externo. La volatilidad y riesgo continental estará bien presente. La Visa Waiver dependerá del control que podamos hacer del turismo de carácter delictual, esencialmente.
Ante un hombre bastante mayor que se le han reflejado rasgos de mayor inflexibilidad y de una menor articulación de sus discursos y la ausencia de una línea argumental coherente, demostrando también con ello, rasgos de incapacidad para presentar proposiciones elaboradas, sólo enuncia conceptos aislados y repetitivos, acusando una ausencia de flexibilidad mental, acrecentadas con sus años, ya se experimentó con su antecesor, tendrá que adaptarse y enfrentarse a un orden mundial más autónomo y activista. EE.UU. ha perdido la tuición y su liderazgo natural, ya no tiene un poder hegemónico. Hay innumerables países con poderes nucleares disuasivos. Lo más grave es que existen al menos cuatro presidentes absolutistas que sólo miran el mundo bajo su esfera y óptica, tres de ellos son marxistas, fríos sectarios y dogmáticos por todos identificables… más la potenciación de India, que busca sus ámbitos de influencias propias, realmente un mundo multipolar. Si hasta Israel, su aliado natural y subordinado, ha seguido cauces propios.
Es una nación que siempre ha salido de un crisol con sus ideales intactos y a menudo endurecidos y magnetizados. Las instituciones del Estado federado, endurecidas tras casi 250 años de disputas, agitaciones, guerras civiles… siempre ha terminado predominando la inspiración de los Founding Fathers y el inalienable derecho de la persona en sí misma superando a todo autoritarismo… acuñado en fuego en su primer artículo en su Constitución.