En julio, la inflación sorprendió al registrar un alza mensual de 0,9%, superando las expectativas del mercado y acumulando un 4,3% en doce meses. Este resultado eleva la presión sobre el Banco Central y reduce la probabilidad de un nuevo recorte de la Tasa de Política Monetaria en la reunión de septiembre.
El alza fue impulsada principalmente por vivienda y servicios básicos (1,5%) y alimentos y bebidas no alcohólicas (0,9%), mientras que solo la división de seguros y servicios financieros registró una caída (-0,5%). En particular, el aumento de los alimentos impacta con mayor fuerza a los hogares de menores ingresos, donde representan hasta el 60% del gasto total.
La evolución del IPC también se refleja en el valor de la Unidad de Fomento (UF), que subirá $365,42 a partir del 9 de agosto, llegando a $39.481,83 el 8 de septiembre. Este ajuste afecta directamente a arriendos, créditos hipotecarios, planes de salud, colegiaturas y otros compromisos indexados a la UF.
Otro factor relevante fue el aumento del IPC de energía, que creció 3,2% mensual, destacando un alza de 7,3% en el suministro de electricidad, acumulando 19,1% en lo que va del año. Este comportamiento anticipa nuevas presiones sobre el costo de vida, especialmente considerando el reajuste tarifario en curso.
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