Carta abierta: el problema de Chile

Estimados amigos:

El pasado día sábado, la Mesa de Renovación Nacional nos entregó un espacio para poder dar cuenta del trabajo que hacemos en el Instituto Libertad, lo que refleja la importancia que se le asigna a lo que podríamos llamar el “mundo de las ideas”.

 

Quiero contarles que, además, la Mesa y el Tribunal Supremo del partido han apoyado con decisión la idea de exigir a todos nuestros candidatos que participen y aprueben un curso sobre Probidad, Transparencia y Fiscalización que impartiremos en los próximos días. Ello, junto con firmar un compromiso formal al respecto, donde además se explicita el compromiso con los principios del partido. Todo esto es un avance importante.

 

En la misma oportunidad, pude dar cuenta de mi diagnóstico sobre Chile y el espacio que el mismo nos entrega para ser útiles a la reactivación. Sostuvimos que Chile tiene depresión, pero que ella se basa en causas objetivas. El problema de fondo es valórico, siendo los problemas económicos y de seguridad, una consecuencia. El origen de problema tiene relación con entender al ser humano de manera reduccionista, sólo como agente económico titular de derechos. Ello abonó a una forma de individualismo que nos tiene entrampados. Al respecto, no es necesario ahondar cómo es que cierta derecha sólo economicista avanzó en esa línea, pues la perorata de años ha sido consistente al respecto. Lo interesante es ver cómo la izquierda, en un cambio táctico, abusó del individualismo al convencer a las nuevas generaciones -particularmente las más acomodadas, que pululan en el Gobierno- que existe un mundo de derechos por reclamar, sin que se deban asociar trabajo y deberes para lograrlos. Las consecuencias allí están.

 

De ahí la importancia de las ideas de Renovación Nacional, donde subyace lo mejor del mundo conservador, liberal y nacionalista. Un conjunto de ideas equilibradas de lo colectivo, con un rol del Estado que no aplasta al individuo, acompañadas del máximo respeto a la vida humana y su dignidad individual. A ello se suma el estilo dialogante y democrático, que sin renunciar a un fuerte compromiso con ideas, busca convencer y colaborar en el proyecto colectivo que es Chile. Convencer es llegar primero a la razón, para sumar luego corazones. Solo eso permitirá un cambio cultural estable que nos haga volver a un camio virtuoso de crecimiento y esperanza, la serotonina que Chile necesita. Sin ello, el individualismo seguirá dejando sin niños a Chile y, el espacio que se deja, se llenará no sólo con la bendita migración legal, sino que derechamente con una invasión externa descontrolada como la sufrida. Allí, comenzará el declive final de nuestros ya alicaídos valores de la chilenidad. La inseguridad y la crisis económica no son más que las consecuencias finales de este camino.

 

Aterrizando lo anterior, quiero hacer notar que en estos días nuevamente se discutirá en el Congreso Nacional la peor política pública posible -un retiro de fondos de las AFP-, la que además no debería siquiera tramitarse por ser una iniciativa parlamentaria inconstitucional. Se trata de un engaño a la ciudadanía, donde algunos parlamentarios pretenden seguir “haciendo campaña financiada con el dinero de las propias personas”. Las ayudas sociales deben de financiarse contra impuestos, reduciendo si es necesario el gasto en burocracia y en otros programas menos indispensables. Nunca debió aprobarse ninguno de estos retiros y las consecuencias las padece Chile hoy y padecerán los jóvenes por décadas. Al desaparecer parte del ahorro de largo plazo, ha bajado el disponible para financiamientos de largo plazo. Y largo plazo es futuro, esperanza. Inmobiliarias, constructoras e inversiones paralizadas, siendo dichos sectores los que deben dar oportunidades de trabajo y reactivar la economía. Por otro lado, tenemos un Gobierno que ha sido incapaz de presentar un proyecto viable políticamente que solucione el hoyo previsional que ha quedado. Antes del proceso de retiros, se decía que las pensiones serían bajas. Hoy eso sólo se ha agudizado, y el problema deberá ser suplido por los jóvenes a futuro, quienes además son cada día menos. Nada de auspicioso.

 

Ante todo ello, nuestra firmeza democrática e ideas equilibradas tienen mucho que decir, siendo esta elección el inicio de un camino de cambios necesarios para Chile.

 

Un abrazo

 

Víctor Manuel Avilés H.

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